sábado, 7 de mayo de 2011

EL MELÓN DESCORAZONADO II

...se sentía joven y vivo y pensaba que tal vez, sólo tal vez podría ser como ella.

Cada día que pasaba Emiliano sentía que el corazón se le salía, lo único que deseaba era que se lo arrancaran como se sacan las raíces de la tierra, ya no soportaba estar atado a ella, lo hacía sentir tantas cosas que la única forma en que creía que lograría vivir en paz era si le sacaban el corazón.

Emiliano se hacía más viejo cada día, caso contrario al de la tierra que rejuvenecía cuando sembraban alguna semilla nueva dentro de ella, al viejo melón no le gustaba eso, porque sentía que al final todos formaban parte de ella; los celos y la envidia hacia los demás (melones, zanahorias, sandías, en fin, todo el sembradío) provocaban en él un espiral incansable de sensaciones que sólo causaron nuevamente el deseo de ser descorazonado.


CONTINUARÁ...

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