CRÓNICA DE VIAJE
El calor es sofocante, insoportable y los poros de la piel sudan con desesperación, el recorrido se vuelve tedioso, el tren se detiene un poco más de tiempo en cada estación al avanzar; algunos rostros reflejan hartazgo, cansancio, desesperación y hasta ira al sentir el cuerpo de los otros pegándose al suyo aplastándoles el estómago con tanta fuerza que es inevitable hacer una mueca de enojo.
Así es un día en la ciudad de México, precisamente un viernes antes del inicio de la semana santa a las 7:00 pm, la gente dentro de cada vagón parece sardina enlatada, la mayoría con mala cara, las estaciones caóticas son los transbordes, todo mundo quiere llegar pronto a su destino y el servicio de la red del metro comienza a fallar.
La estación Hidalgo una de las más concurridas, está repleta de gente y de nada sirven los ventiladores que están colocados en el pasillo de transborde de una línea a otra, no eliminan el calor, sólo hacen circular el aire caliente que está bajo tierra, pero no circula tan rápido como los usuarios.
Afuera las gotas de lluvia caen más rápido, el viento se intensifica y la basura comienza a volar por las avenidas Paseo de la Reforma e Hidalgo. Todos los taxis que circulan en uno sentido o en otro están ocupados, el autobús con dirección a Indios Verdes está repleto de gente (otra caja con ruedas ambulante llena de sardinas), los gigantes rojos se cruzan y tapan el paso a los autos con dirección a la basílica de Guadalupe, la lluvia se intensifica el viento hace que las gotas caigan de lado y golpeen con más fuerza el pavimento o lo que esté sobre él; las gotas lastiman el cuerpo.
Algunas personas están esperando cruzar la avenida, otras esperan el autobús, al final todos corren porque la lluvia se intensifica y quienes creían que sería un día caluroso se cubren las piernas porque su short de mezclilla ajustado no tiene extensibles para convertirse en unos jeans.
La gente bajo tierra está acalorada, sudando y, uno que otro pierde el control ante los empujones y decide dar un golpe a quien lo apachurre al querer subir al vagón. Los "azules", "puercos" o "poleceas" separan a quienes pelean uno asegura que el otro lo golpeó primero y viceversa; la gente se entretiene y trata de asomarse sobre las cabezas de los demás para alcanzar a ver algo de la riña, pero nada, el tren pita con su corneta, los chicos de playera naranja gritan: !Atrás de la línea amarilla!.
Al final todos corren al único lugar que los resguardará de la lluvia o los llevará a su destino, tarde pero seguro, con un servicio que día a día se empobrece más y que es el transporte más utilizado en la ciudad de México: el metro.
Aquí les dejo un videín de Soda Stéreo, aunque no habla de nuestra ciudad creo que al final describe un poco la realidad de los defeños, aunque a estas alturas se queda corta con todo lo que sucede al rededor.
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oh esto me trae recuerdos de mis terribles mañanas en cd azteca igual a las 7 am, k askito!tantos personajes que hay en este sublime transporte: las clasica señoras que cargan a sus hijos que aunque ya tienen 8 años aun asi los toman en brazos para que les den el lugar, los señores gordos flatulentos, los ventiladores con agua de dudosa procedencia de hidalgo que mas que refrescarme corro el riesgo de que me salgan ronchas, o que decir de cuando se inunda y no sacan del vagon jajaja lo unico bueno del metro es mi tadeo jijiji
ResponderEliminarSI ES HORRIBLE A VECES YO TMBN LO ODIO AHH!!!! Y HE ESCUCHADO A TANTA GENTE QUE TAMBIÉN SE QUEJA YA BIEN CAÑÓN DEL METRO!!!!!!!!!
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